Las productoras más importantes del mundo de los videojuegos han comenzado a quejarse del mercado de segunda mano. Portavoces de Nintendo, Electronic Arts o Epic han hecho declaraciones poniendo en duda la legitimidad de un mercado del que no sacan dinero. La mayoría de los opinadores opina que esto es una rabieta por parte de unas empresas excesivamente avariciosas. Pero el problema parece residir en que se revende material objeto de derechos intelectuales sin el permiso del creador.
El mercado del videojuego mueve hoy en día más dinero que el del cine o la música. Empresas con menos de treinta años de vida, nacidas a raiz de algún desarrollo para ocho bits especialmente afortunado, son hoy multinacionales, tan lejos de sus clientes como un banco de inversión cualquiera. Las declaraciones de Nintendo contra la rebaja de los precios de los videojuegos “porque no sería positivo para nuestros clientes” me recuerdan mucho al bochornoso episodio que hemos vivido recientemente en Madrid, cuando la Comunidad ha cerrado varias bibliotecas públicas “para dar más y mejores servicios a los ciudadanos”. Hablar en nombre de los clientes es un mecanismo habitual de comunicación en las grandes empresas, pero antes, hay que tener algo que los propios clientes podrían querer decir.
Así que… sí, los videojuegos son caros; las novedades para PC o consolas de última generación rondan los 70 euros y ofrecen típicamente diez o veinte horas de diversión, más la posibilidad de juego online. Setenta euros es lo que cuestan diez entradas de cine o cinco discos musicales. En términos de contenido, pues, es posible que un videojuego salga rentable, pero exige muchísimo tiempo al comprador para ser amortizado. Y no todos los juegos enganchan, ¿verdad?
Es ahí donde nace el mercado de segunda mano. Siempre ha existido la posibilidad de vender tu vieja consola con sus juegos en un mercadillo callejero o anunciándolo por palabras, pero la queja de las empresas de videojuegos se dirige a las grandes cadenas de tiendas, como GAME, que el año pasado obtuvo un 18% de sus beneficios de los juegos usados, o Best Buy, que acaba de montar su negocio de segunda mano. Electronic Arts afirma que la tienda gana dinero con la reventa de una propiedad intelectual, lo que estaría muy bien… si no fuera porque Electronic Arts no vende derechos de propiedad intelectual, vende discos de plástico; y si se te rompe tienes que comprar otro.
Lo curioso es que, al menos en España, tenemos una gran tradición infantil del alquiler, reventa y otros métodos baratos de adquirir cultura y entretenimiento. Los niños de los años 40 y 50 alquilaban sus tebeos en puestos callejeros por una perra chica, para leerlos sentados en la acera.
Portada de un libro sobre comics con un típico puesto callejero
No creo que la editorial del Capitán Trueno se quejara de este tema. Con ejemplares nuevos cada semana, ¿por qué les iba a preocupar lo que la gente hiciera con los antiguos? Pues bien: la industria del videojuego vive hoy de la obsolescencia tanto como un periódico. Los juegos se desarrollan en función de parámetros de espectacularidad gráfica y explotación de franquicias ¿Cuántos Grand Thieft Auto eran realmente necesarios? Yo opino que dos, y uno de ellos es en 2D. Cuando voy a una tienda de videojuegos las novedades ocupan la mitad de las estanterías ¡y lo único que tienen de bueno es que el mes pasado no estaban allí! Los juegos muy vendidos, que no son siempre los muy buenos, siguen vendiéndose durante algunos meses. Y luego, la oscuridad y el olvido.
Obviamente, los mejores diez videojuegos de la última década son mejores que los mejores diez videojuegos del último mes. Pero no se pueden comprar nuevos. Y a sus creadores les joroba que los compremos usados ¿Qué hacer?
Los consumidores, nada, por supuesto. Los juegos usados son más baratos, hay más variedad, y, por ahora son totalmente legales. Pero las compañías de descargas de juegos están creciendo gracias a la fragilidad comercial del formato físico. La plataforma Steam tiene tantos juegos actuales y de calidad como cualquier macrotienda. Algunos títulos, como Gears of War 2, son mixtos: el juego se compra en un disco, pero hay que registrarse por internet para poder jugar y acceder a todas las armas y mapas. Las nuevas consolas portátiles, como la Nintendo DSi o la Sony PSP, están más diseñadas para bajarse los juegos que para usar cartuchos o discos. Desde cualquier consola de sobremesa se pueden comprar juegos baratos y sencillos (en el caso de la Wii, incluso se compran títulos clásicos de Nintendo). Las posibilidades son muchas, y los productores de videojuegos van a probarlas todas. Pero no creo que el futuro sea vender unos pocos juegos durante un mes a precio de oro.