Obsoleto de hoy: Dave Sieg y el Scanimate

8 de noviembre de 2012 por paaq

Esta colección de cabeceras del Telediario desde 1960 permite apreciar los avances técnicos del grafismo televisivo de las últimas cinco décadas. Desde el presumible señor con bigote que sujetaba, caña y sedal, esa bola del mundo sesentera, hasta esa impresionante coreografía de cosas blancas flotantes que acaban por componer las formas de los continentes en un ambiente asépticamente digital.

Estando claro que en el principio eran maquetas y trucos fotográficos, y ahora son ordenadores, ¿qué hubo en medio?

Vayamos a las cabeceras que comienzan en el 2:20 del vídeo. Tienen esa estética protoinformática, de circuito analógico y pantalla de fósforo, de patillas gruesas y pantalones de campana. Además, son un poco cutres: fondo negro, círculos que se aplastan, brillos sembrados a voleo… Efectivamente, son hijas de su tiempo, tanto estética como tecnológicamente. Se crearon en un sistema de computación analógica llamado Scanimate, que dominó en las televisiones de todo el mundo desde principios de los 70 hasta el advenimiento de la animación digital.

Scanimate no era un sistema asequible. A un precio de un millón de dólares de la época, era un armatoste con tantos paneles y botones que convertía cualquier estudio en el cuartel del malo de James Bond. Fue creado en Denver por la Computer Image Corporation, que fabricó una docena y tuvo la destreza de quebrar en cuanto hubo alternativas digitales.

Paneles de control de Scanimate en su época avanzada

Al comienzo, Scanimate cabía en dos racks, pero acabó ocupando media docena

El proceso comenzaba con una mesa de luz sobre la que se disponían las creaciones gráficas, logotipos, etc. Una cámara monocroma de escaneo progresivo transmitía la imagen a un monitor CRT a través de un ordenador analógico que mediante una panoplia de componentes era capaz de deflectar el haz de electrones del monitor y modificar los puntos en los que éstos impactarían en pantalla. De tal forma,  se podía deformar la imagen con una serie de efectos acumulativos que el operador controlaba enchufando y desenchufando cables. Posteriormente, otra cámara apuntaba a su vez al monitor y transmitía la imagen todavía monocroma a un colorizador analógico, que convertía niveles de gris en colores RGB. Todo el sistema estaba cuidadosamente sincronizado para acumular los efectos sin pérdida de calidad y sacar un vídeo en formato PAL o NTSC, pero también se podía usar para película.

Hasta entonces, el grafismo en televisión solía implicar unos cuantos dibujantes trabajando durante semanas, así que esta capacidad de mostrar en tiempo real las posibilidades del sistema debió enamorar a los clientes. Llegaban con su logotipo en una carpeta, lo colocaban en una mesa de luz, y al minuto podían ver toda una colección de futuristas efectos visuales. Sospecho que ese efecto de al jefe le ha impresionado está detrás de la hortera calidad general que desprende aquella época.

Uno de los operadores de Scanimate en Hollywood a finales de los 70 era Dave Sieg, que en 1993 consiguió hacerse con una de las máquinas originales, la montó en el sótano de su casa, y hoy administra una web de homenaje a Scanimate que está llena de amor. El siguiente vídeo, realizado por el propio Dave, reúne a una serie de operadores de Scanimate comentando algunos de sus efectos más característicos:

No dan la impresión de ser orgullosos pioneros de un modo de expresión que cambió el mundo. En cambio, sí parece que se lo debieron pasar pirata experimentando con el sistema. Estos personajes habían de saber de vídeo, de matemáticas, de diseño gráfico o de electrónica, pero al final las buenas ideas venían de un trozo de papel de aluminio o un rollo de papel higiénico. Una hora de uso de Scanimate salía por 2500 dólares de vellón, lo que probablemente explique por qué las cortinillas del Telediario tienen ese aspecto tan barato.

 

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Formatos forzados: ondas

2 de febrero de 2011 por paaq

La obsolescencia suele ser impulsada por las empresas interesadas en fabricar y vender nuevos productos, pero en algunos casos son los gobiernos y estados los que empujan alguna tecnología al abandono por decreto. Estos apasionantes casos suelen conllevar consecuencias empresariales, sociales, mediáticas y económicas. A partir de hoy repasaremos algunos ejemplos de obsolescencia politizada, comenzando por algo tan actual como son las radiaciones no ionizantes. Que no, que no dan cáncer.

Nuestros gobiernos no suelen tener mucho que decir sobre los formatos que usamos para consumir información. El que quiera escuchar CDs, que los escuche; el que quiera leer un periódico, que lo lea. Pero hay una manera de transmitir información que ha de ser regulada por usar un recurso público y limitado: el espectro radioeléctrico. Las ondas, vaya, y no todas las ondas: la luz también puede ser considerada una onda electromagnética y ahí no se meten. Citemos las tablas de la ley española:

Artículo 3. Concepto de dominio público radioeléctrico.

A los efectos del presente reglamento, se considera dominio público radioeléctrico el espacio por el que pueden propagarse las ondas radioeléctricas. Se entiende por ondas radioeléctricas aquellas cuya frecuencia se fija convencionalmente por debajo de 3.000 gigahertzios que se propagan por el espacio sin guía artificial.

La utilización de ondas electromagnéticas de frecuencias superiores a los 3.000 gigahertzios y propagadas por el espacio sin guía artificial se somete al mismo régimen que la utilización de las ondas radioeléctrica, siéndole de aplicación lo dispuesto en la Ley General de Telecomunicaciones y en el presente reglamento.

Así que las ondas con una frecuencia entre 9 kHz y 3000 GHz se consideran portadoras de comunicación y merecedoras de ser legisladas. Ahí entran desde las emisoras de radio de larga distancia, de baja frecuencia, hasta televisión, móviles y satélites, como podemos ver resumido en este gráfico de la Britannica, pínchalo para verlo más grande:

Todos los gobiernos dignos de tal nombre regulan su espacio radioeléctrico, e incluso algunos que no, como demuestra el éxito de la telefonía móvil en Somalia. En realidad, en este mundo globalizado, hay estándares internacionales que se observan y trasponen a cada país; por tanto, un móvil o una televisión se pueden vender en todo el mundo, o, visto de una manera que espantaría a Marcuse, los consumidores podemos comprar cualquier móvil o televisor.

Y ¿qué son un móvil o un televisor? Pues receptores -o receptores-emisores- que se han de usar para acceder a la información. Estos aparatos son los traductores de toda esa infinitamente compleja, levísima, variación sinusoidal de los campos electromagnéticos a nuestro alrededor. Estas tecnologías suelen ser asimétricas, en el sentido de que hay unas emisoras -de radio, de tele- que emplean potentes equipos y enormes antenas y sistemas de repetición, y unos receptores asequibles que usará el, ya no comunicante, sino consumidor, responsabilizándose de su consumo y mantenimiento. Lo importante de esto es la asimetría entre el poder y medios de las empresas que generan las ondas y el de sus clientes. Un número reducido de compañías se reparten la mayoría de las ondas, al ritmo muchas veces de las adjudicaciones por motivos políticos. La comunicación es poder. Por tanto, es comprensible que los gobiernos le hagan más caso a estos grandes empresarios que a las masas iletradas, o incluso que al propio sentido común. En ocasiones, ante el avance de la tecnología, se produce una reordenación del espectro radioeléctrico que afecta tanto a los costosos sistemas de emisión como a los aparatos que tenemos en el bolsillo o en la mesilla del salón. Y, cuando tu tele se ha quedado obsoleta porque esos malditos burócratas decidieron que ya era hora, es bueno preguntarles por los motivos.

A partir de hoy recorreremos el espectro radioeléctrico pasando por la FM, por la televisión digital, por la telefonía móvil analógica o por la radio DAB. Tecnologías que han llegado a sufrir convulsiones y maltrato por parte de los gobernantes, que terminaban por afectarnos a Nosotros, Los Consumidores.

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Colección de cartas de ajuste | 4 de marzo de 2009 por paaq

Colección de cartas de ajuste

En este mundo globalizado que no duerme ni despide emisiones hasta mañana, ya son difíciles de encontrar, pero un ruso con tiempo libre ha recopilado una abrumadora colección de cartas de ajuste de todo el mundo.

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Añadiendo una capa de usabilidad… casera

14 de noviembre de 2008 por skotperez

Mando a distancia más usable
Podría apostar a que es el mejor regalo que vayáis a encontrar para vuestra abuela estas navidades.

Con muy poquito tiempo, y nada de dinero, qué fácil es simplificar la interfaz del mando a distancia, que como bien dicen en Cuarto derecha, la mayoría de la gente mayor de cuarenta años solo aprovecha en un veinte por ciento. Nos lo apuntamos para el diseño de interacción (así lo llaman, oiga) de nuestros objetos. A mí siempre me ha gustado esta manera rápida y desenfadada de explicitar el funcionamiento de los objetos, muy transparente.

Aunque esta castración de los objetos también tiene su lado oscuro; todo lo que sea recortar grados de libertad y decisión al usuario es lo que tiene, aunque el objetivo sea guiar al usuario en el manejo del objeto. Lo bueno de esta opción en concreto es que es bastante de quita y pon.

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